Preservación del cielo nocturno
Cada vez es más difícil disfrutar de un cielo estrellado sin alejarnos de las ciudades. La contaminación lumínica provoca un aumento del brillo de la atmósfera que impide distinguir la tenue luz de muchos astros, afectando la observación de galaxias, nebulosas y otros objetos celestes.
Este fenómeno surge del mal uso de la iluminación exterior. No solo afecta a la astronomía, sino también al medio ambiente, la salud humana y la biodiversidad.
En áreas urbanas apenas se distinguen estrellas de magnitud 3, mientras que en cielos oscuros es posible ver hasta la magnitud 6.
Problemas principales
- Desperdicio de energía y dinero por luz dirigida al cielo en lugar de al suelo.
- Mayor emisión de gases de efecto invernadero por consumo eléctrico innecesario.
- Alteración de los ciclos circadianos en humanos y animales.
- Pérdida de hábitat y estrés en fauna nocturna e insectos.
- Encandilamiento que reduce visibilidad y no mejora la seguridad.
👉 La solución no es iluminar menos, sino iluminar mejor: dirigir la luz donde se necesita, evitando emisiones hacia el cielo.
La luz proveniente del cielo
La luz (del latín lux, lucis) es la porción del espectro electromagnético visible para el ojo humano, entre los 380 nm (violeta) y los 780 nm (rojo).
La luz blanca —o de espectro continuo— incluye todas las longitudes de onda, y al pasar por un prisma se descompone en los colores del arcoíris. Sin embargo, la luz emitida por objetos de cielo profundo como nebulosas suele concentrarse en ciertas bandas: Hidrógeno alfa (656,3 nm, rojo), Oxígeno III (496-501 nm, verde-azulado) y Hidrógeno beta (486 nm, azul).
Soluciones
Más del 50% de la contaminación lumínica proviene del alumbrado público. Por eso, es fundamental usar luminarias que dirijan la luz hacia el suelo, con difusores planos y horizontales, evitando modelos esféricos o inclinados que dispersan la luz al cielo.
También se recomienda utilizar lámparas para iluminación exterior o de alumbrado público con LED ámbar de espectro estrecho o de tonalidad cálida, evitando los LED de luz blanca, fría o azulada, ya que la luz azul se dispersa más en la atmósfera y contribuye en mayor medida a la contaminación lumínica.
Ejemplo: las luminarias deben dirigir la luz hacia el suelo, evitando la dispersión hacia el cielo y el encandilamiento.
¿Te interesa saber más sobre la preservación del cielo nocturno? Acercate al observatorio y descubrí cómo podés ayudar y aprender junto a nosotros.